- Si alguna vez tuvieras que elegir entre el mundo y yo ¿qué elegirías?
- La vida de una persona no vale lo mismo que las de todo el mundo, si he de asesinarte por salvar a los demás, por supuesto que lo haría.
Fue uno de los atardeceres más hermosos que pude observar desde lo alto de un edificio, irónicamente, escuchando las peores palabras de la boca de una persona que amaba.
Desde ese día la miseria se apoderó de mí,estaba consciente de que mi vida estaba en peligro; el héroe a mi lado era la amenaza misma. Decidí irme de su lado pensando en que seguramente iría a buscarme, pero no le importó.
Recorrí todo el mundo tratando de olvidarlo, pero no podía hacerlo porque ni siquiera lo intenté.
En todo mi viaje escuché voces en la calle, sonidos que recorrían mi cabeza día y noche, ambulancias estaban deambulando a todas horas por mi mundo.
-¿Qué pasaría si decido amar a alguien diferente? Ni siquiera sé si pueda hacerlo - respiré profundo y tomé el valor suficiente para tirarme de espaldas desde el borde de un edificio.
Mis lágrimas quemaban, recorrieron mi rostro, sentí que moría. Si no me impactaba contra el suelo, caería al agua y moriría ahogada junto con mis penas, pero no fue así.
Desperté en un lugar obscuro, el cual creí sería el infierno; el ruido del agua goteando del techo, el olor a humedad y el fuerte olor a humo de cigarrillo. Estaba recostada en algo que parecía ser un sofá, solo tenía un trapo cubriendo mi cuerpo:
- ¿Has despertado? - Dijo un sujeto cruzándose de piernas
- ¿Quién eres?
-Ya veo- sonrió -¿Tienes hambre?
-¿Quién eres?
-Supongo que sí- caminó con rumbo fijo y después de un rato regresó con una taza de café y dos rebanadas de pan con mermelada de fresa.
-¿Quién eres?
-Tienes que comer, estoy un poco preocupado porque dormiste mucho.
Accedí a su petición, pensé que si estaba en el infierno, de todas formas el me lo diría después. Mientras miraba hacia el piso noté que estaba repleto de hojas de papel, una de esas era el titular de un periódico, el cuál decía que mi héroe estaba con alguien más porque yo había muerto.
-¿Estoy en el infierno?
- Creí que solo yo pensaba que el café era malo.
- ¿Estoy muerta?
- Simplemente es café de mala calidad.
Alguien diferente. Alguien que se comporta diferente. Alguien que no es un héroe. Pasó mucho tiempo para que me percatara de ello, nuestras conversaciones eran sólo preguntas sin respuesta, lo único que sabía con certeza era que no le molestaba que viviera en su casa.
La primera vez que todo se apestó a sangre, el olor me resultó familiar, después de todo había estado con un héroe.
- ¿Eres uno de ellos?
- ¿Qué son ellos?
Hubo silencio.
-Héroes.
-Jamás me rebajaría a tanto, no entiendo por qué lo preguntas pero sé quién eres, Tiamat.
-Mi nombre no es Tiamat.
-Ese es tu nuevo nombre, querías morir ¿no es así?
- ¿Vas a matarme?
- Has renacido
-Debí morir.
-Lo hiciste
-No
El mundo está acostumbrado a los héroes, vuelven hasta sus más mínimas hazañas en deslumbrantes leyendas. Todos odian al antagonista, lo detestan, hay veces que ni siquiera soportan verlo.
Tiamat, ese es mi nombre. Estoy aquí para decirte que se desconoce mucho acerca de los héroes, existen muchos rumores, se dice que aman de la forma más pura, pero, puedo asegurarte que es la mentira más cruel con la que alguien puede haberte engañado.
Todo el mundo habla de los diamantes, pero nadie te dice cómo es la apariencia de un diamante en bruto. Debajo de todas las cicatrices y quemaduras que puede tener un villano, hay algo más fuerte que la kryptonita.
Un corazón más puro que el oro que existe en este mundo, tan lastimado, tan triste, tan solo, tan transparente, lleno de ampollas y yagas que supuran una mezcla de sangre y tristeza.
- Si alguna vez tuvieras que elegir entre el mundo y yo ¿qué elegirías?
- A tí por encima de todas las cosas, no me importa si desato una guerra, pondré al mundo en riesgo si es por salvar tu vida, Tiamat.
Un héroe te sacrificaría, un villano lucharía por tí aunque tuviera todo en contra suya.